martes, 12 de abril de 2011

Y llegó París...



No las tenía todas conmigo porque apenas había entrenado cinco semanas, debido al esguince que me había hecho en enero esquiando. Lo bueno fue que mantuve la forma física a base de largos y más largos en la piscina del Canoe. Como pensaba que no sería capaz de acabar, me planteé la carrera para disfrutar. Si en el kilómetro 15 no puedo más, me paro y listo. Y si no, en el 20 y si no, …


Corríamos los mismos que en Atenas: Sonia, Sergio, Miguel y yo, y tenemos a las mismas "supplies girls", Mamen y Ana, cumpliendo su inexorable peregrinación por los diferentes puntos de encuentro para darnos los geles, plátanos y sobre todo ánimos, y encima sacarnos alguna foto.

Ellos si habían entrenado a conciencia y tenían un reto que alcanzar. Y yo, lo único que no quería hacer ningún tramo caminando, así que decidí que en el momento en que tuviera que hacerlo, dejaría la carrera.

Los días previos a la carrera, estupendos. Un tiempo fenomenal, París, que no necesita presentación, y una habitación en el piso veintisiete del hotel, con vistas a la Torre Eiffel ¡Impresionante! ¡Vaya vistas! Otro día dimos un paseo en barquito por el Sena. ¡Pedazo de río! Nunca lo habíamos hecho en nuestras visitas anteriores, y la verdad es que merece la pena. Ya tenemos algo más que hacer cuando vayamos con los niños. 


Y así llegamos al domingo por la mañana. Nos hacemos un par de fotos bajo el Arco del Triunfo. Hay que buscar algún sitio para desaguar, nos damos ánimos, deseamos suerte…. "Joaquín no intentes pasar al moreno de la primera posición, que te conocemos y luego te da el flato y los calambres"....

Y nada, nos despedimos y cada uno a su cajón. Miguel el primero, en el cajón de 3:30, Sonia y Queco en el cajón de 3:45 y yo, en el de 4:00. Una vez allí empiezas a sentir la soledad del corredor. Yo a mi bola… Me siento un rato, bebo algo de agua, miro el reloj… repito la operación varias veces… mojo la correa del pulsómetro para que haga bien contacto. Miro que todo esté bien. Listo.

¡Y salida!

Empezamos a caminar hacia el arco de salida y justo al pasar por debajo comienzo a correr y doy al botón de “start” de mi pulsómetro. Empiezo a 6 min/km (10 km/h), y mantengo esa velocidad durante buena parte de la carrera.
Pasas por un montón de lugares famosos de la ciudad, por lo que gran parte del recorrido vas entretenido, haciendo turismo mientras corres. Plaza de la Bastilla en el kilómetro 5, sobre el kilómetro 9 (que era el primer punto de encuentro con Mamen para que me pasara uno de los geles de magnesio que me había llevado), llegas al parque Bois de Vincennes, que es donde están las pistas del Roland Garrós. Sales de ahí sobre el kilómetro 19, siguiente punto de encuentro. Y sigo bien. Clavando los 6 minutos por kilómetro. Y llego al 20 justo a las 2 horas de carrera.

En el 23 llegas al río y se sigue entre túneles un buen rato, viendo a lo lejos la catedral de Notre Damme, el Museo d’Orsay, y por fin, la Torre Eifel, que dejas a tu izquierda hasta llegar al parque Bois de Boulogne, en la parte oeste de la ciudad, sobre el kilómetro 33. Hasta ahí había ido fenomenal, a 6 min / km casi clavados. Pero a partir de ese momento empiezo a notar el cansancio más acusado. Ya que he llegado hasta aquí, tengo que acabar como sea. Si me hubiera dado en el 25 lo hubiera dejado allí. Pero aquí ya no puedo. Tengo que acabar. Y tengo que hacerlo sin caminar. Si camino, no vale.
En el kilómetro 35 me encuentro con Mamen por última vez. Ya no voy tan fresco, ni mucho menos, como las dos anteriores, pero sigo corriendo. Le doy el móvil, que hasta entonces llevaba en el brazo y a estas alturas me pesaba como si llevara una cadena y una bola. Y sigo. Ya queda poco. Kilómetro 36… 37: qué no baje de 6:40! En el 38... me muerooooo... pero no paro. Kilómetro 39: ¡cuándo acaba esto! ... 40: sólo quedan 2 km y poco... 41 ¡esto está hecho! y... 42, unos metros hasta la meta. Ni puedo esprintar, pero he llegado sin caminar.

Conseguido. He llegado.

Tiempos:

Sonia: 4h 31 min
Queco: 4h 02 min
Miguel: 3h 34 min
Yo: 4h 32 min

6 comentarios:

  1. Es genial Joaquín!! Eres un campeón y tienes una fuerza de voluntad y una dedicación dignas de admiración!!!Yo, como tengo el muro a los 12 minutos de correr, pues claro, lo tengo más fácil!! je, je!! qué no, hombre, que luego cruzo el muro y soy capaz de seguir hasta una hora corriendo!! a 7 min/km pero bueno, menos da una piedra no?? Bueno chicos, que ha sido genial, como siempre, y que la próxima es Valencia y luego Nueva York y luego....y luego...y luego....con lo bien que nos lo pasamos hay que buscar más y triatlones, y travesías!!! Claro, diréis, como ella no los hace! pero chicos, es que no valoráis el trabajo de las chicas de avituallamiento que recorremos y corremos metros y metros de metros....y hasta se nos rompen las botas!!! Chicos, sois unos campeones, enhorabuena a todos, Mamen.

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  2. Sois unos campeones, y un 10 para las chicas que os cuidan durante la carrera, parece que hemos estado allí tal y como lo cuentas de bien Joaquín. La de Nueva York no me la pierdo, os llevaré sobrecitos de magnesio yo también.

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  3. Cada maratón es distinta y especial a la vez, y París no es para menos... lo mejor de todo es que cada uno de los que ibamos a correr entramos por la meta, con el logro conseguido, son 42.195 km. que materializan ese esfuerzo incansable de días y días duros de entreno, voluntad, tesón y esfuerzo.
    Como ya escribí una vez tras mi primera maratón: EL DOLOR ES TEMPORAL, EL ORGULLO PARA SIEMPRE.

    Gracias a todos los que nos habéis animado, sin vosotros no hubiera sido lo mismo.

    SONIA

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  4. Muchas gracias, Eva. Espero que efectivamente os animéis a Nueva York.

    Sonia, me ha gustado la frase esa del dolor y el orgullo.

    Bss.

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  5. No habia leido el post hasta ahora. Muy buena cronica, y habiendo estado lesionado, una proeza.

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  6. Gracias Tomypeck.
    Ahora ando con otra posible lesión (por confirmar), en el tensor de la fascia lata. Algo típico que suele pasarnos a los corredores, por lo que he leído por ahí. Hoy iré al fisio, a ver qué me encuentra, y de paso, a ver si me lo arregla.

    Les tengo que contar a mis colegas que te ha tocado la de NY a la primera. Se van a morir de envidia.

    Saludos.

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