Un año más el tiempo nos acompañó en el ya tradicional Cross de Patones. Llegamos a las diez, recogimos el dorsal y listos para empezar a calentar. No he corrido otros cross, con lo cual no tengo con qué comparar, pero a mí, éste me parece una carrera durilla.
Como siempre, había me hecho una estrategia y como siempre, no la seguí. O al menos no al cien por cien. La cosa fue que como las semanas anteriores había estado haciendo series de velocidad, cuando pasé por el segundo kilómetro, llevaba apenas 9 minutos, con lo cual de media debía ir entorno a los 4:30 el kilómetro. “Bueno, vale, no voy mal”. Poco antes de la subida aminoré un poco, pero a mitad de la misma me desfondé y me tuve que parar un par de veces, una de ellas aprovechando el avituallamiento.
Como siempre, había me hecho una estrategia y como siempre, no la seguí. O al menos no al cien por cien. La cosa fue que como las semanas anteriores había estado haciendo series de velocidad, cuando pasé por el segundo kilómetro, llevaba apenas 9 minutos, con lo cual de media debía ir entorno a los 4:30 el kilómetro. “Bueno, vale, no voy mal”. Poco antes de la subida aminoré un poco, pero a mitad de la misma me desfondé y me tuve que parar un par de veces, una de ellas aprovechando el avituallamiento.
Hago un tiempo de 1h 04 min 55 seg. Vamos, 65 minutos, redondeando, lo cual significa que he mejorado 2 minutos respecto al año pasado. Sonia 1h:13’, un minuto menos que año anterior. Queco ha mejorado como unos 4 minutos, y Miguel, “el peor”… (con retintín, claro está). Sigue afincado a sus 56 minutos y pico, con una velocidad media en torno a los 4’:40’’ min / km.
Luego corrieron los peques, que es otra de las razones por las que venimos a Patones; por lo bien que se lo pasan y para terminar, nos tomamos unas chuletillas de las que daba la organización, de aperitivo y nos fuimos a Patones de Arriba a comer.
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